Una forma posible de política afectiva. Los derechos sexuales y reproductivos desde el espacio público
Alfombra Roja
Lima, Perú, 2013
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Las intervenciones efímeras en el espacio público denominadas Alfombra roja nacen en Lima, Perú, a partir de una urgencia reflexiva y de una crítica feminista. El concepto opera y resemantiza la imagen de una alfom-bra roja para darle un significado de protesta a través de los medios de producción de la práctica artística.
Tradicionalmente, una alfombra de color rojo se uti-liza para marcar el sendero que recorren los jefes de Estado en ocasiones ceremoniales y formales. En el contexto actual, donde se pisotean los derechos fun-damentales de las mujeres, proponemos una interven-ción en el espacio público donde las prendas rojas de las personas tendidas en el suelo configuran una alfom-bra humana, y muestran la urgencia de tomar una nueva ruta con respecto a los derechos sexuales y repro-ductivos, en particular desde la perspectiva estatal.
Desde la primera intervención realizada en Lima, hemos extendido una serie de alfombras rojas como reflexión y acción social en diversos espacios. Con ello busca-mos devolver el sentido sociopolítico por medio decuerpo en rojo y libre de logos de mujeres, hom-bres, niños, niñas, jóvenes, ancianos, lesbianas, gays, heterosexuales, transexuales, intersexuales, bisexua-les, madres, padres, hijas, hijos, hermanas, herma-nos, quienes creemos en un Estado de derecho. Allí la recuperación del espacio público y de los símbolos políticos desempeña un papel decisivo en el deseado cambio sociocultural.
Se trata de una seri e de acciones cívicas que apelan a nuevas condiciones de producción del arte para dar forma de manera solidaria a una política afectiva. En palabras de Teles: «Un universo imaginario constituye [...] nuestra realidad. Pero el problema no es que sea imaginario, sino que es un universo devastador» (2009, 65). En el caso de las alfombras rojas, aquel universo devastador al que interpela Alfombra Roja está constituido por las condiciones ideológicas en las que operan cotidianamente los derechos sexuales y reproductivos. Hablamos entonces del mismo universo imaginario que tiene como consecuencia real el someti-miento del cuerpo de la mujer.
Alfombra Roja, Intervención n.o 2 en Lima, 2013, acción en el frontis del Congreso de la República del Perú mientras el Congreso en Pleno sesionaba y debatía los proyectos de ley en mención (nuevo código del niño, niña adolescente), miércoles 26 de junio. Foto: Paolo Aguilar.
El acoso, las violaciones, los crímenes de odio, el aborto clandestino, la trata, las esterilizaciones forzadas,1 el feminicidio, entre otros, son hechos que desatan una batalla invisible por la igualdad y la no discriminación, y que se libran sobre todo dentro de los cuerpos de las mujeres y entre los muros de los espacios público-estatales en donde se deciden las formas de su aplicación y vigencia. La intención de nuestro proyecto es visibilizar otras formas de pensamiento político, aquellas que son silenciadas e ignoradas y que muestran las consecuencias que tiene sobre todo en la vida de las mujeres, niñas y adolescentes en situación de pobreza de las zonas urbano-marginales y rurales la negación de estos derechos. Se trata de una posible forma de rearticu-lar la resistencia por medio de estrategias artístico-feministas, donde el cuerpo libre, en rojo, afecte el espacio político.
El color rojo es también parte de nuestra historia política. En 1515 una importante fuente de color rojo, tan añorado por Europa y Asia, fue descubierta por los conquistadores en México. Desde entonces, el grana cochinilla les permite obtener, por primera vez en lahistoria, un rojo muy intenso, «un púrpura sublime», reconocido por los europeos y asiáticos como el tinte más perfecto y más fino del mundo. Este cotizado pigmento enriqueció a España, que se encargó de dis-tribuirlo a las cuatro esquinas del globo. En Occidente a los artistas les era difícil encontrar el deseado rojo vivo, y lo era aún más para los tintoreros. Se tapizaban los tronos, las paredes y las alfombras de los pala-cios de rojo; el sha de Persia, los personajes de alto rango en Roma, los reyes y los cardenales se vestían de rojo. Es por ello que la vestimenta roja (cara y llena de simbolismo) se convierte en el emblema de los ricos y poderosos, ya que representa también el poder eco-nómico y político a lo largo de la historia (Butler 2005). De otra parte, en Perú, para una mujer de la etnia amazónica candoshi o shapra, la pintura facial roja (que proviene del achiote) es signo de encuentro.2
El cuerpo social vestido de rojo como símbolo de protesta es una forma artística de empoderarlo con la historia del pigmento; es un modo de revertir el proceso y devolver el poder político económico a los cuerpos que han sido más oprimidos por el abuso de ese mismo poder. Pero, en nuestra presente coyuntura nacional en el Perú, ¿cuál es la urgencia que consti-tuye ese abuso, este universo devastador? En estos momentos tenemos las cifras más altas de violaciones sexuales en Suramérica, una mayor tasa de mortalidad materna por causa de abortos inseguros y clandestinos (371.420 abortos inseguros al año), muertes de madres adolescentes por depresión; en suma, vidas truncadas y asesinatos por ser diferentes. Todo esto condiciona drásticamente la vida de las mujeres e impide tener una convivencia sana bajo las leyes de un Estado laico, adherido a las normas internacionales de derechos humanos. Asimismo, los avances en la implementación de dichos derechos han sufrido un grave retroceso.
Alfombra Roja, Intervención n.o 9 en Lima, 2013, acción en el Palacio de Justicia de Lima, domingo 14 de julio. Las consignas de protesta que acompañaron la intervención fueron: «¡Educación sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto legal para no morir!» y «¡No más crímenes de odio, el Estado y sus leyes nos están matando!» Foto: Alejandra Ballón.
La aprobación del dictamen Nuevo Código de los Niños, Niñas y Adolescentes, por parte de la Comisión de la Mujer y Familia, fue el punto de partida de nuestro proyecto.3 Convocadas por María Ysabel Cedano (directora del Demus, Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer), Laura Arroyo, artista y periodista, Natalia Iguiñiz, artista y docente, y yo pensamos en posibles ideas plásticas para visibili-zar públicamente la gravedad del caso. De la lluvia de ideas surgió el concepto «Alfombra Roja, para que no pisoteen nuestros derechos». El jueves 20 de junio, luego de redactar el concepto e intervenir con plu-món rojo las fotocopias de imágenes de las escale-ras del Palacio de Justicia, del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) y del frontis del Congreso de la República, las diversas agrupaciones feministas aprobaron la idea unánimemente y se des-plegó la primera Alfombra roja en Lima, el 21 de junio de 2013.4
El sentido de la Alfombra roja es ser esa imagen que vale más que mil palabras, «un estruendo mudo» como diría Vallejo, una forma de protesta pacífica, mas no pasiva. Al leer las cifras y aproximarse a la realidad cotidiana pareciera que la sociedad con su indiferencia fuera cómplice, que consintiera las dramáticas condi-ciones a las que nos exponemos y enfrentamos diaria-mente, las que conforman ese universo devastador del que nos habla Teles.
Visibilizar lo que las leyes en Perú causan diariamente en nuestros cuerpos y motivar la participación de la sociedad civil no es tarea fácil. Creemos que los cuer-pos echados tomando la forma de los cuerpos muer-tos se empoderan de vida con el rojo, y devuelven al arte y a la sociedad su actuar político. Al quebrar los acuerdos tácitos en la construcción de los paisajes sensibles y en sus maneras de percibirlos a través de los medios y el lenguaje artístico , el arte logra una forma de emancipación. Lejos de estetizar la polí-tica, la acción libre de teñir de rojo nuestro cuerpo colectivo y situarlo en determinados espacios públi-cos (tactical media), nos emancipa del fetichismo patriarcal al que se nos somete diariamente, ya que la experiencia intervencionista problematiza, muestra y denuncia estéticamente las contradicciones sociopolí-ticas del sistema que nos oprime.5
Alfombra Roja, Intervención n.o 37 en Lima, 2014, intervención en Plaza San Martín y el monumento que representa la libertad por la despenalización del aborto por violación, en solidaridad con la campaña Déjala Decidir, 17 de mayo. Foto: Musuk Nolte.
Históricamente, las acciones de Alfombra Roja se inscriben dentro de la genealogía de las prácticas artísticas situadas del arte participativo, del arte político, del arte no-objetual latinoamericano y del arte intervencionista ya activas en Perú, sobre todo durante los gobiernos autócratas de Alberto Fujimori (1990-2000), como es el caso de las inter-venciones del grupo Huayco EPS, Ricardo Wiesse, Sociedad Civil, La Resistencia, entre otras inter-venciones artísticas de corte político nacionalista. Siguiendo esta línea, tal vez el nuevo ingrediente que trae la Alfombra roja es su contenido feminista,6 que se ha extendido más allá de las fronteras geopolíti-cas nacionales.
Quizás portar el cuerpo de rojo en una sociedad tan represiva sea un acto radical (como lo es el pañuelo blanco, símbolo de las Madres de Plaza de Mayo), más aún si este cuerpo es colectivo y transnacional. El cuerpo social es así intervenido por el rojo, en una práctica donde los diversos cuerpos que lo constitu-yen no cumplen más esa función determinada a priori, ni sumisa, ni servil (Rancière 2009).
Desde el terreno del arte se llaman intervenciones en el espacio público las acciones artísticas, por lo general efímeras, que afectan el espacio sociopolí-tico y su historia, resemantizándolos simbólicamente. Así, el carácter performático de la Alfombra tiñó de rojo las escaleras del Palacio de Justicia, del fron-tis del Palacio de Gobierno, del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, y de la Plaza San Martín, así como la catedral y las diversas iglesias del cen-tro histórico de Lima; todos ellos lugares donde la policía no dejaba llegar al cuerpo social crítico (véase Intervención n.o 37).
En un año de actividad ciudadana y callejera ininte-rrumpida, miles de personas han participado poniendo el cuerpo en las diversas Alfombras rojas. En con-secuencia y cual efecto dominó, se han extendido alfombras humanas en diversas provincias del país.7
Y más allá de Perú, en Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, España y Suiza. Sobre todo el uso del rojo se ha extendido como símbolo de feminismo contem-poráneo, en agrupaciones como Speaking of Imelda, en Irlanda; la acción artística Zapatos rojos, surgida en Ciudad Juárez, México, de la mano de la artista Elina Chauvet; Bring Back Our Girls, en Nigeria; y la Organización de Estados Americanos (OEA) en la cam-paña para la erradicación de la violencia.8
Alfombra Roja, Intervención n.o 21 en Lima, 2013, primera Alfombra roja con mujeres campesinas de Ayacucho esterilizadas durante el segundo gobierno de Fujimori. La acción se realizó durante el Tribunal de Conciencia y Justicia para las mujeres víctimas de esterilización forzada y de violencia sexual durante el conflicto armado interno, Municipalidad de Lima, 8 de noviembre. Foto: cortesía de Demus.
Paralelamente a este movimiento internacional, nues-tras intervenciones en Lima han dado un giro. Si bien se continúan las acciones en el centro histórico, estas se han descentralizado y se han posicionado solidariamente con las zonas más afectadas, tomando los hospitales y las iglesias en el distrito de Comas, ubicado al extremo norte de la ciudad. Allí, donde las cifras escalofriantes son el pan de cada día; allí, donde las mujeres dañadas son muchas y las colas, muy largas. Siguiendo este giro político-afectivo, las mujeres afectadas por las esterilizaciones forzadas que viajaron desde Ayacucho hasta Lima para presen-ciar el Tribunal de Conciencia, se unieron con entu-siasmo a la intervención, logrando la primera Alfombra roja en la que participaron mujeres campesinas (véasela Intervención n.o 21 en Lima).
Se visibiliza una red orgánica de participación glocal que pinta de rojo una comunidad preocupada por las condiciones cotidianas a las que se encuentran some-tidas las mujeres. Esta red ha reunido en Perú a los diversos colectivos feministas tanto de Lima como de las diversas regiones: activistas de derechos humanos, movimientos juveniles y estudiantiles, promotoras de salud, artistas y, sobre todo, a la sociedad civil orga-nizada y preocupada por el retroceso en cuanto a los derechos sexuales y reproductivos. Alfombra Roja ha contribuido a que dicho dictamen quede aprobado con los solitarios votos del lobby religioso fujimorista y que no se haya debatido en el Pleno del Congreso.
Se promueve el debate exigiendo que el Pleno final-mente desestime estas propuestas. Por otra parte, Alfombra Roja reunió a las integrantes y motivó la con-formación de la organización Movimiento Feminista del Perú (MFP, en 2013) y ayudó a que en el marco de los diálogos del gobierno con los partidos se visibilizara la agenda de las mujeres, que hasta la fecha ningún partido había incluido.
Cualquier grupo de personas que considere necesa-ria la urgencia de un cambio radical en las políticas de salud pública que afectan nuestra sexualidad, puede apropiarse del concepto y realizar una Alfombra roja. Normalmente las diversas convocatorias se hacen mediante las redes sociales, y no se puede calcular ni predecir cuántas personas reaccionarán a la con-vocatoria. Entonces, en el lugar y hora citados, las personas van apareciendo, se van reconociendo unas a otras por las prendas rojas hasta intervenir colecti-vamente el espacio público. Entonces el yo es a la vez un nosotros. Luego, cada uno vuelve a casa probable-mente sintiéndose distinto, como se comentó luego de la experiencia, «con el alma en rojo».
Referencias
Acha, Juan. 1973. «Por una nueva problemática artística en Latinoamérica», en: Artes Visuales no. 1, México.
Acha, Juan. 1979. Arte y sociedad: Latinoamérica.
El sistema de producción. México: Fondo de CulturaEconómica.
Ballón, Alejandra. 2011. Archivo PNSRPF (Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar 1996-2000). <www.1996pnsrpf2000.wordpress.com>
Butler, Amy. 2005. A perfect red, Marie-Pierre Lajot (ed.). Paris: Autrement.
ing Back Our Girls. 2014. «Why are we wearing red?». Available at: <https://www.facebook.com/ bringbackourgirls>, accessed September 2014.
Cuenca, Ricardo. 2013. Proyecto de dictamen favorable - Nuevo Código de los niños niñas y adolescentes.
Congreso de la República del Perú. Comisión de la Mujer y Familia. Disponible en: <http://es.scribd. com/doc/148633509/CMF-Proyecto-de-dictamen-favorable-Nuevo-Codigo-de-los-ninos-ninas-y-adolescentes-PARA-ERA-S-EXT>, consultado el 17 de septiembre del 2014.
Critical Art Ensemble (CAE). 2014. <www.critical-art.net/ TacticalMedia>
Rancière, Jacques. 2006. El viraje ético de la estética y la política. Santiago de Chile: Palinodia.
Rancière, Jacques. 2009. El reparto de lo sensible. Estética y política. Santiago de Chile: Arcis-Lom.
Teles, Anabel Lee. 2009. Política afectiva. Apuntes para pensar la vida comunitaria. Paraná, Argentina:Fundación La Hendija.
Vásquez, César. 2013. «El precio de la fe católica», en: Revista Velaverde, n.o 35, Lima.
Villasmil, Alejandra. 2013. «Andrea Giunta: La historia del arte se ha escrito desde parámetros patriarcales», en: Artishock. Disponible en: <http://www.artishock. cl/2013/09/andrea-giunta-la-historia-del-arte-se-ha-escrito-desde-parametros-patriarcales/>, consultado el 17 de septiembre del 2013.
1. Para mayor información sobre el caso de la esterilización forzada en Perú, véase el Archivo PNSRPF (Ballón 2011).
2. La etnia habita las riveras de los ríos Huitoyacu, Chapuli, Morona y Pastaza, Alto Nucuray y en el lago Rimachi (Musa Karusha) en la región de Loreto.
3. Sobre el Dictamen de la Comisión de la Mujer y Fami-lia del Congreso de la República (17 de junio), cuyos artículos más polémicos son el IV, el VII y el XXVII, véase Cuenca 2013.
4. Esto se dio luego de la conferencia de prensa sobre el mismo tema realizada en el local del Demus.
5.Tactical media está definido por el colectivo Cri-tical Art Ensemble (que se sitúa en la intersección del arte, la teoría crítica, la tecnología y el activismo político), como circunstancial, efímero y autodeterminante. Allí se fomenta el uso de cualquier medio que atraiga un contexto sociopolítico particular, con el fin de crear intervenciones moleculares y choques semióticos que colectivamente puedan disminuir la creciente intensidad de la cultura autoritaria (véase Critical Art Ensemble 2014).
6. Andrea Giunta explica que «en términos artísticos, el feminismo no es solo lo que tiene que ver con los temas feme-ninos, sino también con la visualización del cuerpo y la ico-nografía que le es propia, y también con una exploración muy radical de los recursos expresivos» (Villasmil 2013).
7. Tal es el caso de Arequipa, Iquitos, Lambayeque, La Libertad, Huancayo, Cusco y Cajamarca.
8. Véase el archivo de Alfombra Roja en Facebook con las fotos de esta campaña.