CHIARA FUMAI, LA MUJER POSEÍDA POR LOS DEMONIOS
Al ver de lejos a Jesús, ella corrió y se arrodilló ante él. Y gritó con todas sus fuerzas:
«¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por Dios, te ruego que no me atormentes!».
Porque Jesús le había dicho: «Sal de esta mujer, espíritu impuro».
Entonces Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?».
«Me llamo Legión», dijo ella, «porque somos muchos».
Y le suplicaba a Jesús una y otra vez que no los enviara fuera de aquella región.
Al pie de una montaña cercana estaba paciendo un gran hato de cerdos. Los demonios rogaron a Jesús: «Envíanos a los cerdos; permítenos que entremos en ellos». Jesús les dio permiso, y los espíritus impuros salieron y entraron en los cerdos. El hato, que contaba de unos dos mil cerdos, se lanzó pendiente abajo hasta el lago y se ahogó. Los que cuidaban los cerdos huyeron y dieron aviso del hecho en la ciudad y en los campos, y la gente salió
a ver qué había sucedido. Cuando llegaron hasta Jesús, vieron a la mujer que había estado poseída por la legión de demonios, sentada, vestida y en su cabal juicio; y se llenaron de miedo. Y los que lo habían visto le contaron a la gente lo que le había sucedido a la mujer poseída de los demonios, y le contaron lo de los cerdos también.
Entonces la gente comenzó a rogarle a Jesús que se marchara de su región. (Marcos 5:9)
Francesco Urbano Ragazzi. Todas sus performancesson interpretables como remixes, mezclas de textos escritos por otros: por la dramaturga y anarquista Valerie Solanas; por la crítica de arte y feminista Carla Lonzi, o por la periodista y terrorista Ulrike Meinhof, para nombrar unos pocos. ¿Su carrera como DJ ha influenciado su práctica artística también de otras maneras?
Chiara Fumai Habíamos trabajado como DJ durantemuchos años antes de dedicarnos completamente al arte contemporáneo, por eso hay tantos puntos en común entre esta práctica artística y las técnicas de mezcla de los DJ. Como artistas solo ensamblamos, seleccionamos, reeditamos, recontextualizamos y les damos ritmo a las obras de otras personas. Nos centramos en ciertos puntos que la cultura no ha digerido (todavía): la locura atribuida a Ulrike Meinhof, en comparación con la racionalidad de sus escritos y la coherencia de sus acciones (Der Hexenhammer, 2015); la brillante parodia de la cultura machista tan astutamente escrita por Valerie Solanas, que pasaba por un manifiesto real (Chiara Fumai lee a Valerie Solanas, 2013), y la represión del profundo pensamiento filosófico de Carla Lonzi / Rivolta Femminile y su reducción a teorías inútiles ya superadas (Shut Up, Actually Talk / Cállate, habla más bien, 2012)...
Este es un ejemplo de una pieza de performance que asimiló la estructura de la mezcla: la intervención en la Fundación Querini Stampalia en Venecia, donde escondimos un mensaje anónimo en la guía de su colección de arte histórico (I Did Not Say or Mean Warning / No dije ni quise decir advertencia, 2013).
Comenzamos diciendo que el mensaje oculto dentro de la pieza es un texto anónimo corto, impreso en un volante de los años setenta. Al parecer, alguien lo había dejado en un contestador automático, y nosotras lo encontramos muchos años después, cuando estábamos estudiando algunos textos sobre la relación entre feminismo y violencia. Leerlo nos puso la piel de gallina; fue como si de repente nos lanzaran al vacío. Es un mensaje cruento lleno de lirismo que habla en primera persona sobre subversión, tema ausente en la historia, y una amenaza inminente.
Nos gusta llamar a la autora «Mujer Invisible», e imaginarla como una especie de kamikaze, pero en realidad no sabemos quién es. A menudo somos irónicas, pero esta vez no: no nos inventamos ese mensaje.
Las palabras del mensaje seguían resonando en nuestras cabezas cuando nos ofrecieron la oportunidad de hacer una exposición en la Fundación Querini Stampalia en Venecia (Premio de Arte Furla, 2013).
El silencio de los salones de Venecia, los ojos de los retratos renacentistas expuestos en el edificio y la falta de información acerca de los modelos parecían elementos apropiados para crear un contexto oportuno para diseminar ese mensaje, y así amplificar, en una dimensión espacial, el vértigo que experimentamos cuando lo descubrimos.
Empezamos a estudiar entonces los retratos femeninos expuestos en el edificio, reconstruyendo las historias desconocidas de personajes como la Dogaressa Elisabetta Querini o Nicolosia Mantegna, y las de muchos otros rostros femeninos sobre cuya identidad solo podemos tener hipótesis. Las informaciones sobre sus biografías y sus contextos históricoculturales contribuyeron a componer una guía para todos los retratos femeninos expuestos en la colección Querini Stampalia. En ciertos puntos de la guía insertamos partes del mensaje anónimo, frase tras frase, como un haiku. Mezclamos los dos textos hasta que quedó imposible distinguirlos, al igual que cuando un DJ pone dos piezas y las mezcla en una sola.
Algunas partes del mensaje eran demasiado cruentas para dialogar con un recorrido de historia del arte, y por esta razón les «pusimos un efecto», aplicando una especie de silenciador: aprendimos a declinar las palabras con las señas del lenguaje internacional de signos. ¿Ha visto cómo durante los picos de una mezcla el DJ baja el volumen y el público entra en éxtasis? En Warning aplicamos el mismo efecto: al censurar algunas partes habladas amplificamos la emoción de su transmisión.
FUR A usted también le interesan las formas de«espectáculo» de finales del siglo XIX, como los freak shows, los espectáculos de magia y las sesiones espiritistas. ¿Por qué tiene fascinación por estos formatos? ¿Está intentando hacer una lectura alternativa de la modernidad?
Chiara Fumai, The Book of Evil Spirits, 2015. Captura de video. Encargo de Contour 7.
Foto: cortesía de la artista y A Palazzo Gallery.
CF Nos gustan las historias alternativas relacionadascon la práctica de la performance, es decir, la contracultura histórica del arte performativo. El arte permite que las personas trasciendan la historia y que le ofrezcan al mundo un completo «antimundo», y con ello no nos referimos a la idea romántica de una práctica artística alejada de las problemáticas y de los hechos reales. Debemos evitar el típico error del materialismo: subestimar el impacto que una obra de arte puede tener sobre el presente y el futuro, su capacidad de adelantarse a su propio tiempo, la posibilidad de que el arte haga preguntas que no se pueden formular a través de los alfabetos comunes de la cultura o la política. Desde un punto de vista estrictamente formal, podemos afirmar que hemos desarrollado, en cambio, una especie de fetichismo hacia algunos formatos performativos no contemplados por el arte contemporáneo, como los freak shows o las sesiones de espiritismo. Si uno presta atención verá que todas esas prácticas tienen un denominador común: muestran lo invisible pero sin usar la retórica del minimalismo, la misma retórica que le da valor a la ausencia, un discurso reiterativo en el arte contemporáneo. Nuestra elección formal es, en otras palabras, una extrema declaración de amor por cualquier otra forma de arte inmaterial.
Chiara Fumai, The Invisible Woman, 2013. Escritura automática y collage sobre papel, guion del performance 'I Did Not say or Mean Warning'. Foto: cortesía de la artista y A Palazzo Gallery
FUR Sus performances en vivo son siempre antiespectaculares, y los sentimientos que provocan, sobre todo en los hombres, son a menudo de frustración, vergüenza o incluso aburrimiento e ira. Uno tiene que ser un poco queer o freak o punk para entender el lado cómico de su trabajo. ¿Cómo enfrenta la relación con su público?
CF Estamos más interesadas en la dinámica espectacular —o, mejor, como usted bien lo ha definido, antiespectacular— que en el público. Trabajamos sobre elmétodo y el lenguaje, rompiendo las reglas prestablecidas en las que se basa la relación entre espectador y artista. Nuestras obras a menudo parecen ser políticamente incorrectas; sin embargo, se insertan tan perfectamente en un contexto institucional que las apoya, que todo el mundo debería preguntarse cómo hacen para llegar hasta allí. Pues bien, nuestro trabajo principal es este: hacer que una cosa parezca otra, y hacer que esta experiencia sea agradable para el público más preparado.
Chiara Fumai, The Invisible Woman, 2013. Escritura automática y collage sobre papel, guion del performance 'I Did Not say or Mean Warning'.
Foto: cortesía de la artista y A Palazzo Gallery
No sabemos muy bien hasta qué punto este tipo de arte en realidad se dirige a los hombres como género, ya que por lo general encarnamos figuras femeninas. Es probable que en algunos países los hombres se sientan cuestionados por nuestras piezas, pues culturalmente están más habituados a expresar opiniones, y a disentir abiertamente, y están acostumbrados a sentirse protagonistas, incluso cuando no deberían. No obstante, este fenómeno no nos preocupa mucho: tocamos los estereotipos femeninos y seguramente no somos las únicas en hacer eso. Es la forma en que lo hacemos la que crea cierta distancia.
FUR A menudo desempeña el papel de predicadora,profesora y guía turística, en una dialéctica basada en la aproximación frontal. ¿Existe un aspecto pedagógico en sus conferencias performances o está simplemente burlándose de las formas tradicionales de la educación? ¿Es posible enseñar el feminismo a través de la disciplina?
CF Nuestro trabajo se basa exactamente en estacontradicción y es por eso que pertenece —gracias a Dios— al arte y a nada más.
Debido a la complejidad intrínseca de estas obras, alguna vez sucedió que alguien se nos acercó a darnos cátedra sobre cómo se deben tratar algunos temas, sobre lo que se debe o no se debe decir, sin darse cuenta de que aceptar sus sugerencias equivaldría para nosotras a renunciar a ser artistas.
Nuestro trabajo no consiste en dar respuestas sino en formular preguntas, canibalizar el lenguaje o el alfabeto de la misma cultura que nuestras obras de arte ponen en discusión. No estamos aquí para poner todo en orden, sino para participar en este enredo. La deconstrucción es nuestra fiesta.
FUR Suscollagesfuncionan como guiones en escrituraautomática; sus fotografías establecen la iconografía de los personajes que interpreta; sus instalaciones y objetos continúan sus performances por otros medios. Parece no haber lugar entonces para la documentación adecuada en su práctica artística, ¿por qué?
CF No hay espacio para la documentación adecuada ennuestra práctica porque no amamos las tautologías; pero, por otro lado, nos encanta poner en circulación varias falsificaciones materiales de las performances realizadas en vivo.
Estas operaciones, que llamamos postperformativas, requieren una gran cantidad de atención por parte de quien las maneje, precisamente porque ellas juegan en la frontera entre la obra de arte y lo falso; entre el lenguaje oral de la performance y su eco; entre la imposibilidad de transmitir la experiencia cognitiva mediante una imagen y su propia parodia. Hay una performatividad incluso en esto. Me refiero al caso de las impresiones fotográficas, donde los protagonistas de algunas de nuestras piezas simulan estar en otras de ellas al hacer algo que no tiene nada que ver con sus funciones (por ejemplo, Eusapia Palladino lee a Valerie Solanas, 2014). Si esta acción performativa se
llevara a cabo de verdad, no tendría ningún sentido en absoluto, pero la difusión de su seudodocumentación es un acto que puede destruir la idea de la performance como un acto original, heroico e históricamente único. Piense en la tradición de los médiums. La sesión espiritista representa la performance inmaterial en su punto más alto: ¿alguna vez ha visto una película que de verdad documente una sesión de espiritismo, sin ser una simulación? No. Al mismo tiempo, la manera como la gente testimonia una experiencia paranormal está llena de una fuerte carga performativa, por completo fuera de lo común.
No importa si Eusapia Palladino (una espiritista mundialmente conocida en el siglo XIX y nuestra musa desde 2011) podía o no crear ectoplasma de verdad con el poder del pensamiento, o si lo hizo con un pañuelito facial colocado en arcilla, pero el hecho de que sus fantasmas fueran motivo de discusión entre los positivistas hace de ella una gran artista. ¿A quién le importa si, en una dimensión artística, Dalí se inspiró por mandato divino durante un trance hipnótico, o si compuso visiones inconscientes utilizando los instrumentos que tenía a mano? Los médiums como Eusapia hicieron lo mismo.
Ese miedo, ese extrañamiento, esa ironía siniestra que a menudo surge de los fenómenos paranormales son las características que tratamos de aplicar al trabajo inmaterial y al espacio performativo, precisamente porque evocan todos los efectos de la naturaleza real del inconsciente.
Por otra parte, ¿qué espera recibir emocionalmente un espectador al ver un video en el que un artista hace una performance frente a un grupo de personas? Muy fácil: si quiere presenciar un milagro, que el espectador mismo asista a la performance.
* Francesco Urbano Ragazzi es un dúo curatorial fundado en 2005 cuyas líneas principales de interés son los estudios de género, la estética digital y las escenas del arte emergente.