MANIFIESTO RE-FORMÁTICO. ¡POR QUÉ IMITAR ES LO NUESTRO!
El re-formance se origina como práctica cuando la conciencia de «ser artista» surge en el individuo.
El re-formance es gnosis que moviliza la creación a partir de la apropiación, imitación, mezcolanza y aglutinamiento, consciente e inconsciente, de gestos y comportamientos que conforman la historia, en las acciones de un individuo.
El re-formance es un guiño libertario, que imita procederes y conductas del contingente artístico, social, cultural e individual, recombinándolos y con-fundiéndolos para presentarlos como aparentemente únicos y originales.
El re-formance asume la figura del «artista» como la construcción de una ficción. Entiende que el «artista» es el producto de una meticulosa arquitec-tura cultural que modela al individuo desde chiquito, facultándolo para articular todas sus personas1 a habitar simultáneamente un único cuerpo.
El re-formance es conciencia del proceso de cons-trucción del individuo. Es, en su germen, el primer aliento de irrupción, manipulación y reinvención del ser por mera diversión.
El re-formance se vale primariamente del extensivo ensayo del individuo (o ensayo de sí) que se conforma a partir de la repetición diaria de una meticulosa
y perspicaz mimesis de gestos de otros individuos. Al ser seleccionados, recombinados y mezclados, estos gestos construyen una identidad que, a pesar de resultarnos aparentemente propia, no lo es.
El re-formance es un juego de remedos, en el que individuo confunde los límites y las fronteras entre «yo» y «tú», original y copia, vida y ficción, acción cotidiana y acción creativa; un juego donde disipa los confines de su identidad y se entrelaza mimética-mente con todo lo que lo rodea.
El re-formance reconoce la imposibilidad de un gesto original primario total o parcial, pues, al reconocer el individuo como una maraña de transfiguración de fragmentos de los otros, renuncia a encontrar importancia en tal capricho vernáculo.
Al re-formance no le importa cuántas veces se repita una acción; de hecho, el re-formance es la reiteración enfermiza de la acción. La repetición es su motor, es la fuerza que lo mueve; la reincidencia del gesto lo alimenta. El re-formance sabe que en cada bis la acción se diferencia, que sus divergencias dependen del contexto, de sus decisiones y consecuencias.
El re-formance detona las diferencias de la repetición elevada a la enésima potencia.
El re-formance no se reconoce en valores como el gesto original, la novedad, la acción trascendental, lo real, la veracidad de la presencia corporal e intelectual del artista, la sinceridad del gesto o el progreso lineal de la historicidad del medio. El re-for-mance se opone a todos estos valores y estándaresque se han instaurado pretendiendo medir la efec-tividad de la acción performática de acuerdo con el «aplausómetro» cultural espectacular, que afecta e impacta, pero que no permuta nada.
Aun así, el re-formance es retoño del performance por tres motivos: 1) su fundamento teórico remite al contexto histórico de la práctica artística; 2) no reconoce la originalidad de la acción pero reconoce su unicidad como combinación y mezcla de diferentes elementos en un cuerpo; y 3) porque aún cree en la colisión que la acción genera en cada tiempo y con-texto específicos.
El re-formance se vislumbra como la imitación mostrenca o el simulacro relamido de lo que el performance hoy profesa ser.
Existen dos tipos de re-formance:
- El re-formance del sujeto que se ensaya —o se imita a sí mismo— día tras día, repasando los comportamientos y acciones que tomó prestados de otros para construirse. En este movimiento individual inconsciente, toda acción, comportamiento y pensamiento resultan ser una actuación simple2 del ser individual, constituida a partir de la actua-ción del ser individual de otros. Su entorpecimiento consciente y reflexivo lo vuelve un re-formance creativo.
- El re-formance creativo, que comienza cuando el individuo conscientemente decide imitar acciones y comportamientos del arte y de otros contextos, incorporándolos como acciones o comportamientos propios, para presentarlos nuevamente dentro y fuera del contexto del arte.
El síntoma usual de tomar conciencia del re-formance es una experiencia de extrañeza de sí, una insistente sensación de no reconocimiento propio, un cadente y continuo cuestionamiento de la propia veracidad como individuo.
El segundo indicio, cuando ya es re-formance creativo, se presenta como la realización de un acto de fe ciega en uno mismo, que lleva a reconocerse como artista creador de sí mismo. Semejante fe permite una simbiosis entre las acciones personales y artísticas, haciendo que dependan las unas de las otras. De esta forma, cualquier acción del individuo artista altera su identidad y al mismo tiempo modifica el contingente del arte, en un fatal y factual re-formance perpetuo.
El re-formance creativo es una práctica propia de la matriz del contingente del arte; él reformula lo ya hecho y rehace el gesto histórico para modificarlo y determinarlo en otro cuerpo.
El re-formance se diferencia del «re-performance»3 en que no pretende legitimar la firma del autor que la realiza y sí la unicidad del cuerpo que la ejecuta. El re-formance no quiere preservar la historia del performance para lograr coleccionarlo, propagarlo y re-performarlo en museos o espacios de arte, independientemente de quién lo ejecute.
El re-formance no aplaude la tercerización de la acción, pero apoya el establecimiento de un diálogo equitativo disponiendo del cuerpo del artista y del cuerpo del otro.
El re-formance no espera mostrar el performance art a las masas que no lo conocen, ni pretende serdocumento, registro o prueba de los eventos histó-ricos que divulgaron el performance como experiencia lucrativa para el mercado de la cultura.
El re-formance confronta la acción de un cuerpo específico en el presente con la imposibilidad de experimentar y sentir los hechos pasados al rehacer-los. Su potencia reside en reconocer que cada individuo puede reagrupar o reorganizar de forma única comportamientos del pasado que al actualizarse, revolucionan y modifican al artista, a los espectado-res y al contexto.
El re-formance no puede generar siquiera un pequeño porcentaje de la experiencia histórica que el original constituía, razón por la que se entiende y celebra como una operación totalmente diferente a su referencia.
Carlos Monroy, Tonsura Panic o Desorden, progreso y retrosentido, serie Re-formance dulce Re-formance, 2014. Foto-collage 35 cm x 70 cm, con Valie Export, Marina Abramovic, Carlos Monroy, Chris Brown, Marcel Duchamp e Imagen medieval autor desconocido. Foto: archivo del artista.
El re-formance reforma; otorga una nueva moldura y contexto a lo ya hecho. Para esto desmantela, deconstruye y compone nuevos horizontes con los escombros. Aun así, tal reforma no implica mejoras: a diferencia de la palabra performance, que en su traducción esencial remite a productividad y buen resultado,4 la palabra re-formance persigue las nociones de reacción, reacción, revuelta, revuelta y revolución.
El re-formance es reformar para desmitificar, desmantelar y apuntar el aparataje de un medio que «se originó como posibilidad expresiva plena»5 y que la historia, el medio y el mercado delimitaron.
El re-formance cree en el autor como ser consciente y decidido, pero jamás como ser dotado, original o erudito. El re-formance es amigo del autor, pues lo revela y lo hace evidente; lo toma, lo alarga, lo expande, lo estalla y lo re-forma.
El re-formance cree en la selección y la mezcla como elementos aptos para cumplir con la voluntad de la experimentación.
El re-formance sabe de antemano que será en última instancia consumido, absorbido y normalizado por la institución. Entiende que no existe resistencia efectiva, pero por eso confía en su naturaleza para re-formarse cada vez que los estándares se modifiquen. El re-formance siempre puede tornarse todo lo contrario.
El registro del re-formance aprovecha su suerte mimética para instalarse como el reflejo doble, triple, cuádruple, etc., del registro de la acción del pasado. El registro re-formático multiplica las imágenes ya conocidas ad infinitum, generando nuevas «verdades» sobre el cuerpo que las re-formó y ensamblando la autoría re-formática a la mitología de la acción original.
El re-formance pregunta: si se repite una imagen mil veces, ¿perderá ella valor en el mercado ideo-lógico? Si la imagen no es de mi autoría, pero yo insisto en su imitación, ¿se podría tornar indiscerni-ble su autor? ¿Son la imitación, el plagio y la repro-ducción armas contra la evidente especulación y espectacularización?
El re-formance se opone radicalmente a la construcción de métodos, doctrinas y sistemas únicos de abordaje del performance, de la acción, del happening, del comportamiento o de la realidad.
El re-formance quiere ser la doctrina de la antidoctrina; en pocas palabras, quiere dejar que todo el mundo haga lo que le dé la gana.
El re-formance se valida como simulacro; es más «real» que el evento real y, al mismo tiempo, más inauténtico, falso y copia barata que moneda de cuero.
El re-formance es como una fotocopiadora vieja y dañada, que copia solo los fragmentos que se le antoja, distorsionándolos para favorecer sus nociones de lo que los documentos son. Al ser una foto-copiadora dañada, no todas las copias requieren el mismo tiempo ni la misma velocidad de reproducción; además, la tapa se puede abrir para aclarar la imagen o se puede oscurecer enjuagando todo en tinta negra.
El re-formance toca al espectador, busca estar con él, no quiere estar en la base o en el pedestal.
El re-formance es la urgencia del encuentro amoroso, la responsabilidad del servicio express y la calidez de una charla en persona.
El re-formance simula que la historia se repite para que no estemos condenados a repetirla y así, tal vez, percibamos que podemos modificarla.
El re-formance tiene un toque de humor. Es poéticamente bizco: actúa en el presente, mientras con un ojo echa un vistazo al pasado y mantiene el otro fijo en el futuro.
El re-formance no es una partitura musical hecha por el intérprete conocedor. Más bien, es la experimentación explosiva de un popurrí bailable realizado por un trans-king el domingo a las seis de la tarde en el Largo Arouche, y su posterior emulación el lunes siguiente, a las tres de la mañana, ejecutado por Marilyn Monroy, que desentraña a Carlos Monroy en la intimidad de su hogar.
El re-formance deja de lado la originalidad para entenderse desde el otro: cuántos otros puede uno ser, cuántos efectivamente es, cuántos logran ver los espectadores, cuántos logran valorizarse y a cuántos se relega, cuántos caen perdidos en la traducción en el diálogo con los demás y cuántos consiguen sobrevivir sin naufragar —síndrome de Fregoli, si quieren—.
Carlos Monroy, La convicción del paquete (cara posterior), 2014. Foto-collage doble faz 1.90 cm x 1.20 cm envuelta en una bolsa plástica transparente y colgada del techo, con la imagen de Monroy envuelto en un paquete y rodeado por una narración descriptiva y cronológica de las imágenes del collage impreso en la cara frontal. Foto: archivo del artista.
El re-formance no cree en una identidad fija universal de la figura del artista. Aun así, entiende que este título lo condena a vivir y actuar dentro de una categoría social y cultural prototípica. Por este motivo, hay una serie de comportamientos y acciones restauradas por los artistas durante la historia del arte que se esperan de él: la excentricidad, la contestación, la anormalidad, el egocentrismo, etc. El re-formance abraza al artista en su ambigüedad, como experimentación auténtica de estos valores y triste obediencia a tales órdenes sociales.
El re-formance, como el dadá, sabe que «imponer su A, B, C es algo natural, por lo tanto, lamentable», motivo por el cual promete re-formar este documento a cada minuto, a cada segundo, a cada pensamiento destruyendo lo que ya fue dicho y acomodando sus variables para que el A, B, C sea mejor a, a, a, b, b, b, c, c, c.
Carlos Monroy, La convicción del paquete (cara frontal), 2014. Foto-collage doble faz 1.90 cm x 1.20 cm envuelta en una bolsa plástica transparente y colgada del techo. Foto: archivo del artista.
Cuando tal re-formance textual resulte inviable, su autor promete salir a pasear para reformar a González-Torres en su papel favorito: el de turista. Finalmente, Torres-Monroy sabe que «los artistas haciendo arte son otra estrategia de la dominante ideología» (González-Torres 1993, 54) y que en última instancia la playa es linda.
Condiciones para un re-formance
Cuando quiera imitarse a usted mismo, pídase permiso buscando autoindulgencia. Hágalo, porque siempre es bueno ser educado. Cuando logre perdonarse por ser un artista educado, si lo desea, solicite permiso al artista que incorporará. Si el artista ya está posicionado, evite correos electrónicos largos o llamadas insistentes; hágalo. Él no se incomodará por prestarle el alma a su humilde cuerpo re-formático por unos minutos. En caso de que el evento llegue a los oídos del re-formado, no entre en pánico; probablemente será muy tarde ya y la presencia etérea del re-for-mance se habrá consumido. En caso de que elartista sea próximo, incluso cuando es famoso, pídale su permiso. Haga como quien compra el mismo modelo de camiseta que un amigo tiene y antes de colocársela promete que le dirá a las persona que «la vio primero en usted»… El crédito es cuestión de método, no cuestión de crédito… si puede, envíe al artista famosoo a su amigo un pirulito.
Si es millonario (o idiota, o ambas cosas),6 pague al artista re-formado derechos de autor. O, si siente que su re-formance mejoró la acción, estudie las posibilidades de enviar una cuenta de cobro exigiendo el pago por sus servicios.Envíe la cuenta junto con un pirulito gratis.
Re-forme una nueva interpretación de la pie-za. Re-forme una vieja interpretación, re-forme una futura y re-forme la re-forma de la pieza que había re-formado en un principio. Re-forme como el ejercicio inevitable de ser usted, re-fórmese todos los días, re-forme mezclando re-formance del arte y re-formance de su vida. Re-forme su vida como habría re-formado los re-formance que hizo en el arte. Re-forme el arte re-formando los re-formance que hizo en la vida. Manténgase a la izquierda para no tropezarse con usted mismo, que viene bajando por la misma escalera eléctrica. Observe su reflejo chupando un pirulito.
Si quiere exponer registros, no exhiba nunca material original de ninguna pieza; esto es una tarea imposible. ¡Imagínese! ¡Con los precios como están! Mejor esfuércese por falsificaresos materiales de manera tan tosca que no se sepa si su intención en el ejercicio artístico es genuina o es broma. Miéntase a usted mismo diciéndose que son originales, créalo y después deje de exhibirlos. Espere entonces que pasen treinta años y véndalos en un museo como facsímiles re-formaticos que testifican la inviabilidad del gesto. Use el dinero para redimirse a sí mismo: gástelo en aquello que usted siempre quiso y un pirulito. Chupe el pirulito mientras piensa en la estupidez que cometería si se lo tragara.
Re-fórmese comiendo el pirulito.
No olvide hacer el debido registro.
Este nuevo modelo puede dar al performance un nuevo comienzo como movimiento transito-rio que, con un piso claramente estable en la historia del arte, continúa sin tener el efecto crítico que reclama. La práctica de estas condiciones llevará a un mejor diálogo entre generaciones de artistas —que insistan en re-formarse a sí mismos con acciones de los otros—, garantizándole al performance la clara condición de disciplina artística y al re-for-mance, la de su indisciplina.
Recuerde que las condiciones lo limitan. Recuerde que el dadá lo limita, que el arte lo limita, que el gobierno lo limita, que el performance lo limita, que el re-formance lo limita, que la desconfianza lo limita y que el gesto libertario del ser artista lo limita.
Re-fórmese comiendo el pirulito y no olvide enviarme uno.
Referencias
Abramovi´c, Marina. 2007. Seven Easy Pieces, exhibition catalogue. Milan: Charta.
Basbaum, Ricardo. 1992. «Pensar em performance», en: MAC Revista, n.°1, São Paulo: Museu de Arte Contemporânea - USP.
González Torres, Felix. 1993. «The Beach is Nice.»
In Coco Fusco (ed.) Corpus Delicti. Performance of the Americas. London: Routledge.
Kirby, Michael. 1995. «On acting and not-acting.» In Zarilli, Phillip. Acting (Re)Considered. Theories and practices. London: Routledge.
1. La palabra persona en portugués tiene las siguien-tes acepciones: máscara, personaje, papel, carácter, individuo, persona. Cada vez que utilizo el término, aprovecho las acepciones y la semejanza existente entre las palabras y conceptos «persona» y «pessoa» (individuo, persona). En todas su apariciones en este manifiesto podría reemplazarse por identidade, o «carácter asumido», como sugiere la definiciónen el diccionario Priberam de la lengua portuguesa.
2. Actuación simple como la que propone Michael Kirby (1995).
3. El re-performance como lo propone Marina Abramovi´c (1946-) en el texto del catálogo de la exposición «Seven Easy Pieces» (2007).
4. Noción solo modificable cuando un adverbio de modo se adhiere; por ejemplo, bad performance.
5. «Si el performance nació sin nombre que lo definiera […] es innegable que se originó como posibilidad expresiva plena, junto a las transformaciones que marcaron la ruptura moderna en el plano de la cultura» (Basbaum 1992, iv).
6. Invoco con la palabra «idiota» el espíritu severo de Marinetti.