EN LA PLAZA, EN LA CASA, EN LA CAMA
Una cartografía del afecto y la memoria. Una celebración de instantes radicales y pequeños gestos de luchadoras insurrectas que se atrevieron a interrumpir y cambiar los recorridos esperados, tomando la ciudad como terreno concreto donde transformar la vida.
Mujeres Públicas
Nos constituimos como grupo hace trece años en la ciudad de Buenos Aires. Para poder situar nuestras acciones tenemos que remitirnos al contexto de crisis de los años 2001-2003, en el cual se acentuaron las políticas neoliberales comenzadas en la década de los noventa. Estas políticas llevaron a las privatizaciones de empresas del Estado, la flexibilización laboral, la desocupación y la pobreza, todos ingredientes en una olla a presión que hicieron estallar lo que resultó en los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001. La escena pública fue ocupada por la multitud a través de experiencias políticas alternativas, organizaciones autónomas, piqueteras, MTD y recuperación de fábricas en manos de sus trabajadorxs, quienes desplegaron múltiples potencias creativas en las que tanto artistas como no artistas participaron activamente, abriendo así un espacio de encuentro entre diversas resistencias colectivas populares.
Para reconstruir brevemente la cartografía de esas protestas y sus protagonistas, queremos mencionar formas novedosas de denuncia desplegadas a mediados de los años noventa, como los piquetes y los escraches a genocidas de la última dictadura cívico-militar 1976-1983. Los piquetes que cortaron rutas y puentes hicieron visibles los efectos de esas políticas, aunque la presencia mayoritaria de mujeres en las puebladas para detener los remates de campos y en los movimientos piqueteros no fueron garantía de ser ellas mismas las voceras de esas experiencias. También nos resulta importante mencionar la gravitación transversal del movimiento de mujeres y los Encuentros Nacionales de Mujeres, en donde confluyeron miles de mujeres de diversos sectores sociales, de todo el país. Durante tres días participaron en talleres en los cuales compartieron experiencias, prácticas y saberes. A diferencia de otros espacios tradicionales políticos como los partidos, profundamente cuestionados, el movimiento de mujeres creció y se legitimó cada vez más. En el 2004 asistieron más de veinte mil; en el 2016, más de setenta mil.
De las vivencias de este contexto de ocupación de la calle, y con un denso bagaje artístico y militante, salimos a pegar nuestro primer afiche y a acompañar la tradicional marcha del 8 de marzo en el año 2003.
A partir de ahí dedicamos nuestra energía creativa y activista a la producción gráfica en formato afiche, objeto e intervención para abordar, desde una perspectiva feminista, cuestiones que nos importaban y por las que creíamos que había que alzar la voz, poner el cuerpo, decir algo. Pegamos incontables afiches por las paredes de la ciudad, mientras nos sumábamos a las marchas. Armadas de balde y pinceleta, cualquier domingo repartíamos en mano objetos en concentraciones y encuentros, y tejimos alianzas e intentamos hacer un aporte desde el campo visual al feminismo y al movimiento de mujeres.
Hablamos sobre el aborto —que en Argentina no está legalizado— y de las problemáticas que se desprenden de este hecho; de los mandatos de belleza que pesan sobre los cuerpos de las mujeres, y del trabajo doméstico no remunerado como una forma de esclavitud. Hablamos acerca de la heteronormatividad, la invisibilidad y la violencia siempre con la herramienta del humor y la síntesis, tanto visual como comunicativa.
Entre 2010 y 2011, después de ocho años de acción colectiva, comenzamos a pensar nuestro trabajo en un sentido más amplio, y, como una sumatoria al recorrido realizado en esos años, decidimos llevar a cabo algunos proyectos que involucraran un desarrollo más complejo y que, de alguna manera, nos permitieran rediscutir una serie de tramas y relaciones que se expanden sobre varios temas acerca de los que hemos reflexionado anteriormente. Una vez desarrollados estos temas, quisimos que pudieran leerse ampliados y replicados en el contexto de la calle y otros circuitos. Retrospectivamente, y aunque no fuimos enteramente conscientes de eso, el libro/objeto activista Elije tu propia desventura (2008, disponible en www.mujerespublicas.com) fue el inicio de esta complejización de ideas y medios.
Desde estas reflexiones, y en el contexto de los relatos y festejos del bicentenario de la independencia en Argentina (1810-2010), comenzamos a dar forma al proyecto «En la plaza, en la casa, en la cama. Ensayo para una cartografía feminista». La traza de preguntas que posibilitaron esta obra se direccionó hacia la celebración de unas determinadas existencias y acciones que entendíamos olvidadas o pobremente contadas. En este proyecto nos propusimos desplazarnos del lugar de la interpelación, que atravesó nuestro trabajo desde un inicio, para ubicarnos más cerca de la reivindicación.
Comenzamos una investigación basada en libros, revistas, archivos y entrevistas para recaudar información sobre acciones o puestas del cuerpo llevadas a cabo colectiva o individualmente a lo largo de ciento cincuenta años en la ciudad de Buenos Aires, con las cuales narrar una posible genealogía de acciones feministas, o bien de acciones que permitieran tal lectura. No fue una investigación exhaustiva, en los términos en que la academia podría pensarlos, sino un lanzarse a buscar-bucear, preguntar a las amigas, a las compañeras de las amigas, ir paseando por una red de recuerdos difusos, fotocopias de documentos asamblearios, fechas y lugares inciertos, incluso a veces forzando la memoria hacia hechos que las mismas protagonistas daban por borrosos.
El proyecto se puede dividir en tres momentos o formatos. Por una lado, el mapa mismo (pieza gráfica desplegable) donde situamos y contamos de manera no informativa las historias de estos cuerpos en acción. En 2013 esos y otros cuerpos hicieron parte de una acción/performance colectiva en forma de visita guiada, en la cual se redibujó, a partir del caminar juntas y de la memoria compartida, una nueva cartografía de alianzas y afectos enunciada desde el lugar mismo señalado.
En el mes de agosto de ese año montamos una video-instalación del proyecto en el Centro Cultural de España en Buenos Aires, en colaboración curatorial con María Laura Rosa, y en 2016 en el Museo Emilio Caraffa (Córdoba), en el marco de la exposición «retrospectiva» «Fragmentos de un hacer feminista», en colaboración curatorial con Claudia Aguilera. Allí elegimos mostrar una gran cantidad de dibujos, bocetos, anotaciones y fragmentos que formaron parte de la investigación visual del proyecto junto a un esquema de línea de tiempo, incluidos datos históricos que, por las características del proyecto, no existían en el desplegable, y algunos videos.
El desplegable
Esta pieza gráfica la armamos a través de dibujos y collages (retocados digitalmente) sobre un mallado descompuesto de la ciudad y desde una consciente posición subjetiva y afectiva. Cada posición nos contaba una historia, nos susurraba detalles al oído que nosotras poníamos en línea, en trama. Dibujarlas fue pensarlas, recordarlas, darles una forma posible otra vez.
Los dibujos están acompañados por fechas y lugares (como único dato informativo), y textos que relatan cada acontecimiento desde el humor, la metáfora y la ironía. La selección de estas historias fue dificultosa pero muy reveladora a la hora de contar las múltiples demandas y sus manifestaciones creativas para hacerlas visibles. Se hacen presentes sobre el papel anarquistas, socialistas, obreras, sufragistas, piqueteras, travestis/trans y lesbianas, los Encuentros Nacionales de Mujeres, resistencias y denuncias sobre derechos conquistados y otros aún no obtenidos, y campañas por el aborto legal seguro y gratuito, contra la trata de personas y contra todas las violencias.
La acción
El sábado 4 de mayo del año 2013 convocamos a una caminata/marcha en el centro porteño, cuyo punto de encuentro fue la Plaza Libertad. La propuesta: recorrer espacios significativos de nuestra genealogía de acciones desplegadas en la ciudad. Un encuentro con otrxs para volver a andar esas reivindicaciones, con algunas de sus protagonistas, con sus múltiples manifestaciones y lenguajes, con sus diferentes demandas, sectores y épocas. Convocamos a un encuentro intergeneracional y diverso que congregó una minimultitud de participantes provenientes de diferentes espacios y trayectorias vinculadas a los activismos feministas, las desobediencias sexuales, el activismo artístico y la historia del arte.
La visita guiada se desarrolló durante dos horas y media, tiempo en el que recorrimos siete puntos de la ciudad, y, al llegar a cada uno de ellos, la historiadora Andrea Andújar relataba, megáfono en mano, fragmentos de la historia que el lugar convocaba.
El primer sitio elegido fue en el que Amelia, trabajadora ejemplar de la Unión Telefónica, apuñala a su jefe (Parker) en 1921 al ser despedida por haber contraído matrimonio. Luego caminamos hacia el consultorio ginecológico de Alicia Moreau, militante socialista y participante en la Unión Feminista Nacional. El transcurso del recorrido lo acompañamos con cánticos emblemáticos de décadas pasadas y reclamos de derechos ya ganados, lo que impregnaba la caminata de una energía dislocada en el espacio tiempo: para quienes fueron protagonistas, añoranza y reconocimiento, para quienes somos de otras generaciones, sorpresa y conocimiento.
En Suipacha al 782, homenajeamos a Julieta Lanteri, fundadora de la Liga Nacional de Libres Pensadoras del Partido Feminista Nacional, una de las organizadoras del Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina (1910). Julieta, por un subterfugio, fue la primera mujer que pudo votar en la ciudad (1911) y fue la impulsora de varios simulacros de voto en los años veinte, derecho negado a las mujeres por considerarlas inferiores jurídicamente.
Otro sitio emblemático seleccionado fue el 800 de la calle peatonal Florida, donde tres mujeres pertenecientes al Grupo Feminista de Denuncia se juntaban a manifestar su disidencia sexual todos los sábados de 1987. En esta ocasión actuamos esa performance, como lo hacían ellas, levantando las manos y uniéndolas formando un triángulo.
Nos dirigimos hacia la esquina de Av. Corrientes y Uruguay para recordar al Tribunal de Violencia contra la Mujer constituido el 2 de noviembre de 1983 como acción de denuncia de la violencia machista y su colección de víctimas.
Luego partimos hacia donde sesionó el primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina (1910), donde se congregaron las mujeres para reclamar derechos sociales, civiles, derecho al voto, al divorcio vincular y en contra de la educación confesional.
Finalmente nos concentramos en la puerta del Centro Cultural San Martín, donde se realizó el Primer Encuentro Nacional de Mujeres en 1986, encuentros que continúan desarrollándose anualmente en distintas ciudades del país.
El cierre de esta acción colectiva/caminata/ficción celebratoria fue alegre y emocionante. Tiramos papel picado y nos abrazamos sabiendo que nos volveríamos a encontrar en alguna plaza, en alguna casa, en alguna cama… en todas las luchas.
Mapifiesto
Buenos Aires, 2013
Crear un plano imaginario de Buenos Aires, desplegable y retrospectivo, donde la representación unitaria de la ciudad se fragmenta en un artefacto gráfico y textual, que narra la experiencia discontinua de las luchas de las mujeres por su libertad. Dibujar una ciudad carente de centro; sustituir el trazado de calles por una construcción espacial subjetiva para reafirmar la singularidad de las acciones, entendidas desde abajo, desde sus borrosos y mínimos rastros.
Pensar una cartografía del afecto y de la memoria, que intente entender lo desconocido de nuestra ciudad y detecte situaciones y actividades cargadas de significado político.
Reflexionar sobre la ciudad que habitamos y que ha sido el territorio principal de nuestras acciones grupales como fondo y como soporte…
Armar nuestro relato al margen de la lógica patriarcal, esa que prioriza los grandes eventos, las plazas llenas y las batallas, los grandes hombres y sus avatares. Contar otras historias, que no sean solo las de célebres mujeres y su accionar reivindicatorio. Rescatar microacontecimientos que tienen poco lugar en el discurso de la historia, pero que en esta recopilación constituyan una constelación de hechos, acciones y pensamientos.
Sugerir posibles recorridos urbanos que apelen a una lectura lúdica, a una mirada nómada y desorientada, a una retórica del paseo. Proponer un extravío por la ciudad dibujada para «encontrar caminos desconocidos», para valorarla como territorio de la acción transformadora y de diversas y múltiples formas del habitar.
Representar espacialmente nuestras luchas, marcando los discretos inicios de algunos de los movimientos que cambiaron para siempre las condiciones de vida real y subjetiva de las mujeres.